Todo se me hace tan pequeñito...


Recientemente me llegó a casa un mailing de El Corte Inglés en el que se incluía un folleto de Ermenegildo Zegna. Era la pieza publicitaria típica de esta marca; plateada, inmaculada, con un toque holográfico y un fotón en portada de dos exuberantes modelos masculinos a toda gafa y a toda moda. Vestían lo que sin leer más debían ser prendas de Zegna…chaquetas calificadas como urbanas. Hasta ahí, todo perfectamente normal. Yo no era una vez más el target.
Pero al abrirla, descubrí una pequeña carta explicativa en la que se describía el producto; esas chaquetas, llamadas Solar JKT, no eran normales ya que incluían varias conexiones USB para poder mantener conectados nuestros reproductores portátiles mp4 – se cuidaban mucho de evitar el cross-promoting con Ipod- o lo que quiera que pueda llevar uno por la calle y necesite tener conectado. Sí, porque hay gente para todo y con todo encima.





Mi reflexión sobre si la susodicha marca estaba atentando contra sí misma con este invento no me duró más que un suspiro. A mí lo que me llamó la atención fue la utilidad y no el instinto fashion, la novedad y no la tendencia de moda. Me habían cazado (luego ya me preocuparía yo de usar o no esas conexiones…)

Hoy todo es diminuto, o se están sentando las bases para que así sea. En un ataque sorpresa de la portabilidad, de repente, todos somos transportadores de elementos móviles. Se nos ve y nos gusta que nos vean los cables blancos que van hasta dentro de nuestros oídos, y aprovechamos cualquier ocasión para detenernos estratégicamente – donde más gente hay – para sacar el lápiz y escribir en la pda – la alternativa a esto es hacer scroll en la blackberry -. Y nuestros pequeños móviles hacen fotos – malas, pero fotos – y nuestros no tan pequeños portátiles se conectan en cualquier parte (¡y un jamón!). Un trayecto rápido en metro y salen a pasear nintendos y psps…Es la cultura del nómada urbano, pijo, tecnológicamente a la última, y portador de deseados y envidiados objetos de diseño – porque los cables no pueden ser negros, ni los móviles pueden hacer solo ring-ring -.

Pero eso es tecnología, y la cosa de la portabilidad va bastante más lejos. Las revistas son pequeñas – ¡ay, mi querido Fotogramas, en lo que te han convertido! - los periódicos se están reduciendo – a lo largo y en lo profundo - y parece haber una nueva oportunidad para los libros de bolsillo, con permiso de Ken Follett y J.K. Rowling.

Reducción, compresión, formatos-mini, nouvelle cuisine. Todo mengua sin parar y el mundo cambia sus proporciones.
Nuevas propuestas en lo que podría ser el origen de una especie de microlife con su marketing y todo.

Curiosamente y en este imparable avance hacia la invisibilidad, yo cada vez que salgo de viaje me cargo de muchísimas cosas enanísimas que también suman kilos. Pero es que yo soy un enfermo.

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