Ciencias ocultas, pero con guante blanco


Decía Hitchcock que lo importante es tener un buen McGuffin, porque la gente se fija en él, y descentra en parte su atención sobre un personaje o la trama real. Esto le permitía en muchas de sus películas realizar giros insospechados, crear situaciones imprevisibles de suspense, manipular la acción.
Porque un McGuffin es una especie de señuelo, un recurso dramático que aumenta el interés por una acción, y que finalmente resulta humo. O tal vez no…porque para eso es un McGuffin.

Cine aparte, el marketing está lleno de situaciones en las que nuestra atención se estira, se comprime, se dilata, se estruja o simplemente, se hace añicos. Y todo ello respondiendo a la voluntad de unos pocos. Lo gracioso es que donde las dan las toman, y el que manipula en algún momento también será manipulado.

Lo que viene a continuación es un intento de clasificación de esas situaciones en las que jugamos con la atención de los otros. Veamos...

El arenque rojo ("red herring", en ingles)
Volviendo a Hitch, situación de tensión dramática en la que la acción principal se reconvierte en un momento dado, pudiendo o no tener relación con la acción precedente. Por ejemplo, en Psicósis, una ladrona escapa con el dinero de su empresa…hasta que llega a una casa en la que es asesinada y el nuevo protagonista es un psicópata con desdoblamiento de personalidad.
Y en ese momento ya nos da igual el dinero (¡anda! ¡como en el marketing!).
La cortina de humo
Recurso universalmente utilizado y reconocido en situaciones en las que conviene desviar la atención sobre un hecho que no nos hace ninguna gracia que salga a la luz, o que lo haga tímidamente. Típico de políticos de grandes potencias cuando bombardean países tratando de tapar un escándalo sexual, o de presentaciones de marketing cuando uno se encuentra gráficos polinómicos explicando la arquitectura de marcas cuando en realidad se ha convocado una reunión de seguimiento presupuestario.
En inglés usan el termino wag the dog (menear al perro)
El tupido velo
En ocasiones, similar a la cortina de humo, pero realizado con bastante más descaro. Básicamente consiste en olvidar algo y además decirlo (la frase “corramos un tupido velo” forma parte ya de nuestro subconsciente colectivo). Es una posición radical, sin solución de continuidad y en el marketing suele utilizarse como arma arrojadiza contra ese product manager que presenta – con la mejor de sus intenciones – un plan de lanzamiento mundial de alfombrillas de ratón y con Brad Pitt como hombre-anuncio…
La liebre
En atletismo, corredor al que se utiliza para que corra hasta su asfixia durante una serie de vueltas, imprimiendo así a la carrera el ritmo suficiente como para que luego llegue la figura y trate de batir el récord del mundo. La liebre suele ser keniata o de un país del este europeo, pero esto depende de la tarifa de precios y de las relaciones bilaterales.
En marketing, liebres son todos los primeros adoptadores de los productos, esos fanáticos individuos que en su impaciencia consumista son verdaderos conejillos de indias de las marcas; por ejemplo, los usuarios de Windows Vista que solo ahora se percatan de que no pueden usar la mitad de los programas en Internet.
Tener un as en la manga
También expresado como sacar el conejo de la chistera (vaya, parece que todo va de lepóridos) es normalmente una expresión "farolera" que pocas veces responde a la realidad (o sea, que o no se tiene nada, o ni por asomo como se amenaza) y que sirve para retardar el efecto de un problema. En las reuniones de marketing la gente inmediatamente suele pensar en inyecciones de dinero extra, en investigaciones de mercado guardadas en el cajón o incluso, en fichajes estrella que salvarán nuestras campañas

Como ven, todos somos maestros del suspense, para que luego digan…

No hay comentarios: