Cuéntamelo también a mí, que no sé quien eres



Esto de Chatter - el facebook de empresas - plantea las dudas lógicas de si un concepto basado en la más absoluta informalidad, funcionará en las situaciones más formales, esas que tienen de nombre "el trabajo".

Se puede entender el aprovechar la "nube" y subirse al carro de las reducciones drásticas en infraestructuras. Al fin y al cabo, todo lo que están haciendo los peces gordos del SaaS - Software as a Service - nos lleva a ese mundo hiper-compartido, tanto que lo privado y lo público se han mezclado para siempre. Y de nada sirve contraseñear lo que se sube, que aunque no te lo puedan ver, reside para siempre en ese gran cajón - no nube - que cualquier día se abre y todo se sabe. O no hace falta que se abra, que ya se encargarán de filtrarlo estratégica y sutilmente.

Chatter es ni más ni menos el resultado de "profesionalizar" la red social hasta donde no se puede más, metiendo todas las aplicaciones del mundo, pasando por encima a los Spoke, LinkedIn, Plaxo, y unos cuantos cientos de intentos de guardar cv´s y perfiles en páginas en las que los usuarios no quieren comentar lo bien que se lo han pasado, sino lo bien que lo han hecho y lo van a seguir haciendo. O lo que es lo mismo, entrevistas de trabajo y visitas comerciales a un mismo tiempo, según haces clic en sus iconos.

Pero lo que es pura lógica empresarial - ¡a superinterconectarnos tocan! - se va a convertir irremediablemente en esa red venida a menos, que en los tiempos que vivimos, es sinónimo de cualquier cosa menos social. Porque la sociabilidad es desenfado, la otra vida, esa que han redefinido desde facebook a twitter y siempre que no caigan en la trampa del "aquí viene el nuevo soporte de marca".
Que se lo están pensando...y mucho.

Todos los políticos quedan para siempre "marcados"



Del inmenso poder de los nombres de marca como mejor referente del recuerdo y de la asociación de ideas, tenemos como uno de los ejemplos más contundentes el de la política, y más concretamente, el de los gobiernos. Sí, porque cada gobierno tiene su "marca maldita", esa que o le deja "tocado" o le hunde en la miseria.

En un rápido repaso "contemporáneo" encontramos a Nixon y su Watergate, Reagan y su Irangate, Clinton y su Lewinsky, Bush Sr y su Desert Storm, Bush Jr y su Irak (+11S + Afganistán + Subprimes) Obama (de momento, Nobel, con b y con v) múltiples italianos (como Craxi, Andreotti, o Prodi) y su "tangente" y más modernamente, Berlusconi (gran coleccionista de innumerables marcas, pero seguramente "orgía + denominación de origen sea la más apropiada).

Y en "zoom in", en España hemos tenido varias como Suárez (+Rey) y 23F, González y Filesa (entre otras...pero esta es top of mind) Aznar y también Irak (con submarca 11M) pero también Prestige, Tireless y Yak 42 (ahí es nada la internacionalización) y Zapatero...ya se ha ganado a pulso la de Alakrana, y seguramente no será la última.

Tal vez sea triste que la tendencia al reduccionismo de nuestra memoria "histórica" nos lleve a asociar nombres propios, como maléficos apellidos que tapan (y mucho) posibles logros de los que nunca más se supo...Pero curiosamente, y en contradicción constante nuestro "recuerdo de marca" también muchas veces y por perezoso ejercicio en la distancia y en la amnesia, ensalza valores que o no tuvieron (y ahora les atribuimos graciosamente) o nunca los demostraron.

Y porque somos así y nuestras mentes a la larga siempre "perdonan", no pocos tienen ya páginas en libros, monumentos a su nombre, y los "vivos", la agenda llena de conferencias.

Cuellos demasiado jugosos como para no darles mordiscos



Segunda semana consecutiva viviendo inmerso en el fenómeno más teen.
En el estreno de "Luna nueva", esa segunda parte de la tri-cuatri-¿?logía de la saga Crepúsculo, me he aburrido como una ostra viendo a los vampiros más sosos de mi ya no corta trayectoria cinéfila, y del sueñecito solo me han librado nerviosos gritos, alaridos y aplausos de aún más nerviosas fans. Esas - o tal vez no estas mismas - dispuestas a hacer largas colas de 10 días de noviembre - pero de calentamiento global - a las puertas de la plaza de toros de Vista Alegre. Solo por ver a Robert Pattinson, Kristen Stewart y Taylor Lautner, de lejos, más sosos que en sus vampírico-licantrópicos papeles, seguramente ajenos a tan enorme sacrificio, aunque se aprecie el detalle de estrenarse antes que en las propias américas, que la de las "nuestras", parece ser mayor y más impaciente histeria.

Otra marca más en ese portfolio adolescente, y para un público fácilmente entregado y que vive experiencias no muy distintas a las nuestras de hace ya demasiados años. Ya se sabe que a cada generación, un branding - o varios - y este/os son carne de messengers y sms - todavía no twitters - o sea, inmediatos, virales, exponenciales, imparables...
No, esto no me ha caído tan bien como lo de los Jonas, pero es que las marcas no están hechas para gustar a todo el mundo.
Ni aunque te gusten las marcas - "enfermizamente" - hasta en sus más incomprensibles y defectuosas manifestaciones.

Voy a publicar esto...si a vuesa merced le parece menester



Cuando uno lee el nuevo proyecto de ley regulador de la competencia desleal y bla, bla bla - o al menos lo que ha salido a la luz - se pregunta si han tenido que pasar tantos años y gobiernos para que se den cuenta. Sí, porque se mete mano por fin a la publicidad por sorpresa, invasiva, de cuando descuelgas - pobre de ti - ese maldito teléfono, o cuando sucumbes empapelado al girar la llavecita de la puertecita de tu buzoncito. Y eso, que se generaliza en ese término spam que da y le entra de todo, pues no está mal, pero poniéndose del lado de los consumidores - potenciales ¡eh! - porque del lado de los anunciantes especialmente nerviosos y que ya no saben qué diablos hacer para que alguien les haga caso en esta crisis ninja, esto es simplemente acabar con su marketing y con los únicos recursos que les quedaban contra los oídos sordos y los ojos que no quieren ver.

Si se piensa, la regulación es loable, pero la mano se les irá y el marketing directo será todo él pecado, y si no pecado, de un aburrido insoportable. No más mentirijillas, no más "oros y moros", no más "regalos de tu vida, ahora mismo, y solo tienes que hacer una llamada". Y tampoco guerras frontales "marquicidas", que la publicidad comparativa podría ser de bonitas y huecas palabras, pidiendo mil perdones si mis eslóganes te hubieran podido ofender, porque humillarte...ya no creo.

Viviremos más tranquilos, con anuncios de punta en blanco, con frases de único sentido, y sin llamarnos mientras sesteamos o justo cuando nos llaman los baños. Pero terminaremos odiando tanta publicidad buenista y echando de menos esas siempre divertidas "donde las dan las toman".

JB...y no precisamente por Justerini & Brooks



Ayer recibí una magnífica lección de branding con los Jonas Brothers. En un Palacio de los Deportes de Madrid lleno hasta la bandera, pude ser testigo del poder de marca de estos chicos, profesionales, capaces, de talante profundamente teen pero con todo lo mejor de lo que en otros tiempos fueron los New Kids On The Block.

Y es que en ese recinto, y durante una apasionante hora y media, miles de críos (y sus padres) fueron arrastrados por la corriente de una música bien hecha, por unos ídolos que no juegan a super-estrellas (o no en la forma en que las conocíamos) por un concepto que, arrancando de lo más Disney - channel, por diferenciar valores - ha logrado convertirse en una identidad propia, en un producto bien "marketinizado", y en una marca no ya en la esfera de lo emocional, sino llegando a lo más aspiracional.

Anoche no solo se coreaban canciones religiosamente - qué gran lección de inglés - ni solo se gritaba histéricamente a cada gesto de popstar. Anoche esta marca se apoderó definitivamente de sus "brand fans" y lo que es más importante, con el encantadísimo beneplácito de progenitores...que son, y el equipo "JB" lo sabe, los verdaderos valedores del concepto, los facilitadores de la mitomanía en ciernes, y los máximos potenciadores de una actitud colectiva ante ella.

Ni más ni menos que el branding en su estado más puro.

Es el gran juego de la neurona universal



En un mundo tan viral como este y con tanta buscando siempre sus buenos argumentos para merecerle la pena conectarse, faltaba la gran competición mundial de Trivial Pursuit. Un concurso hecho a la medida del ser humano, porque no hay nada más humano que la lucha de sexos.

En su web, el gran panel, los cientos de tarjetitas de colores, y los marcadores en "gigantesco" para demostrar las diferencias - continuamente - y para pincharte un poquito. Más cada vez.

Una idea tan simple con una marca tan culturalmente universal no puede fallar nunca, aunque sí fallen los concursantes. Es el gran reto, la demostración definitiva de que o esto va de genes o va de "a ver quien tiene más tiempo para emplearlo en estas cosas". Pero cuando se entre, se cae, y cuando se caiga, no se podrá parar.

Y lo que más me sorprende es que de esta acción se haya hecho hasta la fecha tan poco marketing, que todo quede en la Red y en su capaz de "boca-orejear".
Un juego con este potencial no debe ser un simple experimento viral. Debe salir a la calle, estar en la mente de tod@s, convertirse en ese vicio de cuando llegas a casa, de cuando llegas a la oficina, de cuando enciendes tu móvil.
O sea, trivial y "pursuit"

Negras, feas, pandilleras y geniales



Las marcas tienen siempre una historia que contar...o deberían tenerla. Algunas - las más - hablan de tradiciones, de lo emprendedores que eran sus fundadores y de las "canutas" que las pasaron para hacer triunfar su concepto visionario. Es el toque nostálgico que añade el dramatismo obligado para crear esa aureola de autenticidad, que como las historias de mili o de viejos amores, si no inventadas, pues casi.

Todas las marcas, a poco que rasquen y le echen su "cuento", encontrarán un motivo para hacernos volver la vista atrás...y de ese flashback tratar de sacar petróleo en el flashforward. Porque no nos engañemos, que los auto-homenajes tienen poco de dar las gracias y mucho de "seguimos en pie" y "vamos a seguir vendiéndote"

Las Pump de Reebok cumplen 20 añitos y festejan su cumpleaños con web-museo apta para la lágrima, para re-forzar su posicionamiento con perspectiva histórica, para decirte que las zapatillas dejaron de ser blancas, planas y de fácil acordonamiento en cuanto a alguien se le ocurrió convertirlas en "callejeras", "bronxianas" y "pre-raperas". Y de ahí a las cosas que ahora nos calzan - ellos - poquita más creatividad en el diseño industrial salvo añadir colorines, suelas que parecen tocar suelos, y sistemas que las inflan, las desinflan, las hacen respirar, y a poco que las dejes, salen a correr solas.

Las Pump militarizaron de golpe el glamour de lo deportivo, y enterraron al fín la estética desenfadada heredada de Starsky. La de las tres rayas, las que quedaban bien con vaqueros...antes de que estos se "descampanaran" hasta romperse, meterse por dentro, o simplemente, no ponerse nunca más de la misma manera.

Del "millón en la basura" al "mira bien lo que tienes en tu bolsa"



Los franceses, o algunos de ellos, están que lo tiran. En un marketing que supera todas las delgadas líneas del incentivo - y ya tenían sus propios antecedentes - los de Mailorama.fr - otro sitio "cashback" en la Red - han pensado que para qué andarse con "medias tintas", esas del "a-tí-sí-pero-si-tú...", y a regalar dinero a todos, en distintas cantidades...pero esto último solo para darle un poco más de emoción a tan lucrativo juego.

Lo de "pagar por adelantado" tus servicios no es ni nuevo ni sorprendente, pero el atreverse a hacerlo de esta forma, tiene su punto de locura y provocación pública. A poco que la acción de convocatoria suene y los medios y redes sociales lo cubran debidamente, la concentración de oportunistas cazadores de euros puede ser de proporciones descomunales, como descomunal puede ser la bronca posterior, esa de cuando se acaben las bolsas.

Pero de eso se trata, de branding rápido, multitudinario, "comprador" y de cómodo impacto. Algo que recuerda a muchas operaciones marketing-suicidas de las puntocom de hace 10 años.
¿Y a nosotros qué...si tienen dinero y ganitas de gastárselo?

Vienen, comen y se van



Anda España enfrentada entre aficionados futbolísticos cuyas estrellas son marcas intocables, y españolitos de a pie que celebran que por fin se las toque. Y donde más duele, en sus dineros y sus impuestos.

El problema de fondo de esta llamada reforma de la "Ley Beckham" es un problema de marketing y de los gordos, porque pone en confrontación dos sentimientos contrapuestos; uno moral - y envidioso - por el que está bien visto que los señoritos futbolistas y además extranjeros coticen como todo hijo de vecino, aparcando el viejo mito de la tierra española de conquista y pillaje; el otro, emocional y miedoso, teme que cuando la jauja salga más cara, ni liga de estrellas, ni cracks galácticos, ni veranitos entretenidos con culebrones de talonario en ristre y deseos de ver portada de Marca a la mañana siguiente, lectura obligada y masiva de tumbona y tenderete playero.

Y en esta mezcla de sensaciones encontradas, queriendo su dinero pero también sus mejores regates, todo huele a polémica y a que España puede que pierda su ventaja competitiva tan tramposa, esa de glamour subvencionado pero que con los oídos sordos, es un maravilloso "pan y circo".

Es el tiempo de las grandes marcas "más que un club" y la medida de su poder de atracción cuando las cosas se ponen más feas y menos baratas.

Sangre de marketing...y trabajitos bien terminados



He de reconocer que siento una morbosa debilidad por lo siniestro - hitchcockiana y no tarantinamente hablando - y en el marketing y la publicidad, eso me atrapa.
Las siempre fabulosas campañas - ¡preséntenme ya a esa agencia! - de Calle 13, canal especializado en thrillers y otros miedos, adelantando estrenos o nuevas programaciones, son sencillamente un alarde de creatividad siempre sorprendente, siempre con maravillosa agudeza.

En línea similar, el 13emeRue francés y bien "creativizados" por BETC Euro RSCG han lanzado una web que saca pulsiones inconfesables de todos nosotros - o de los franceses, que es que ocurre allí - y lo hace brindando la oportunidad de elegir a un asesino, designar a una querida víctima, y contemplar su horrible crímen en una simulación 3D. Y a más de uno el 3D se le quedará corto.

La polémica de mente estrecha - sí esa que habla de audiencias siempre susceptibles - ha empezado por condenar y no tardará mucho en demonizar lo que seamos publicitariamente justos, es una absoluta genialidad.

Viendo esto, uno quisiera ser uno de esos creativos, a lo mejor incluso francés - aunque no exageremos - y porqué no, elegir ya y rapidito el arma, que nos la quitan.

El marketing de la sangre, cuando bien pensado, no solo impacta sino que vampiriza sin freno.

Justo, para que te des de bruces con ella



Sí, ahora la moda, o una de ellas, es verlo todo en zoom, y que todo se mueva. Es lo que se llama realidad aumentada - como si no tuviéramos ya bastante realidad - y que básicamente consiste en que colocas un anuncio - o lo que sea - delante de tu webcam, y cobra vida.

Las agencias se han lanzado en tromba a esta nueva e impactante forma de creatividad, a mitad de camino entre el holograma y el view-master, y los próximos tiempos prometen ser "aumentados".
Lo ha hecho Esquire con sus anuncios que se transforman en 3D´s, pero de forma todavía más original, la nueva campaña Burger King y sus dólares animados.

Nos divertiremos un ratillo mientras esperamos publicidades con tecnología más Minority Report, que es lo próximo que toca. Seguramente.