Es que siempre nos pasa lo mismo

En mis ¡ya! cuatro años en el mundo de la agencia (como “agente no como “cliente”) he vivido muchas y a muchas cosas. Helicópteros perdidos camino de un evento, grandes estructuras voladas por momentáneas tormentazas, show-cocktailers a los que se les caían las cocteleras, barcos a los que se les rompía el motor en pleno shoot aéreo…Y a pesar de las aventuras, echo la vista atrás y este lado no es tan diferente. Más glamour, sí, pero con iguales prácticas.

La similitud de las faunas, los nos-vamos-a-salir, los días sin fin y los acelerones de última hora son características comunes que o bien responden a un dejá-vu o simplemente al tiempo que me ha tocado vivir.

Un día en un bar y en una servilleta...
se me ocurrió reflexionar que lo que nos hacía funcionar era precisamente aquello que creíamos no hacían los demás, pero que como finalmente si hacían, por eso mismo funcionaba. Y esta deducción que no pienso repasar porque la reescribiría, resumí en los siguientes términos:



Iniciativa cíclica
Esa especie de apasionamiento o desidia inicial por el/la que nos involucramos o no en los proyectos…y que mucho tienen que ver con lo cómodo o incómodo que con ello se sienta uno, la cantidad de personas con las que va a tener que lidiar y a las que va a poder o no evitar y las vías de salida que le sea fácil encontrar en el momento de mayor pereza. Y la llamo cíclica porque es como un estado de ánimo recurrente, como un tropezón de los gordos y sabiendo donde está la maldita piedra.

Re-creatividad
Esa tendencia perniciosa a re-utilizar argumentos y propuestas que no funcionaron para otros – y tal vez para estos sí – o esos menos argumentos y propuestas que sí se aceptaron pero que con el debido cuidado y disfraz, no vemos porque no van a volver a funcionar. Es una motivación entre el sentido común y la vaguería supina, pero lo suficientemente tentadora como para descartarse de un plumazo o por extrañas convicciones morales.

Valentía indomable
Resistencia enfermiza a no decir “no” y a tiempo bien por hambre, por ego, o porque somos empujados a ello. El “yo lo hago, y ya veré cómo” que se convierte en costumbre pasa fácilmente al “como ya lo he hecho antes, pues lo hago ahora también” y si todo va de cine, a cualquiera de los dos estados en que se puede manifestar la iniciativa cíclica (ver arriba, primeras siete palabras).

Y cuando lo vi escrito – no todo, por falta de espacio en la servilleta – me di cuenta de que así podía seguir durante al menos 58 términos más y no resolvería muchas cosas. Pero una llamada al móvil me devolvió a la realidad…y sorprendentemente mis reflexiones cobraban sentido.
Al menos y en mi caso, en las dos primeras.

No hay comentarios: