Cuando el mundo se hace pequeño, alguien debe tener la culpa



Ahora que están los dos juntitos, sonrientes y premiados, es cuando junto a nuestra más sentida reverencia deberíamos decirles eso de ¡buena la que habéis armado!.

El del móvil y el del e-mail son de esa clase de genios que simplemente han aplicado el sentido común a sus invenciones, que han observado el mundo y se han dicho para sus adentros; ¡hey, que la gente no para de hablar!.

Si uno lo piensa, hubiera estado "pispajo" y con un poco de formación técnica, ahora podría estar recogiendo el Príncipe de Asturias por su "investigación y ciencia", porque con la trampa de la retrospectiva en mente, nada más lógico en la comunicación que ponérselo fácil a los que hablan y escuchan - allá donde estén - y los que escriben y reciben - allá donde estén sus ordenadores -. Y con prospectiva, pensar en que todo esto tiene un punto común, la unión de ambos en un aparato que te llevas a todas partes. Pero lamentablemente, ya está inventado,fabricado, patentado y vendido!!!

Envidias creativas aparte, cuando se premia a los que les tocó cambiar el mundo para siempre - y no ese Obama de medalla colgada y mérito por demostrar - la reflexión "capriana" es obligada; cómo habría sido el mundo sin que esto hubiera existido. Los de cierta edad lo vivimos y casi no lo recordamos. Los de después, piensan que el mundo no era mundo.

Así pués, nada más merecido que premiar a la mentes que desde la ciencia revolucionaron las vidas de las gentes, y entre medias, se hizo el marketing. Porque esto último no es más que eso; entender bien a las personas, pero no hoy, sino mañana.

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