Como era eso de "éramos pocos y no se qué se le ocurrió hacer a la abuela"



Como los 100.000 hijos de San Luis, las 450.000 amas de casa salen al rescate de los maltrechos hogares españoles, tratando de hacerse hueco en el todavía más maltrecho mercado laboral español. Y a ellas se les unen los 266.000 prejubilados, que no pueden estirar más las indemnizaciones recibidas y ven que el tema va para largo, y a cada mes - aunque lo intenten esconder - agujeros más hondos.

Las peores previsones macroeconómicas no podían esperar tamaña estampida, en una secuencia que no siendo toda de golpe, pues casi. Y no solo es que se engorde esa cifra que ya da pánico - y verguenza nacional - sino que a ver cómo se absorbe y se endereza todo esto. Porque sabiendo que dinero no hay, lo que nos faltaba es saber que todavía hay más a por menos, y el hambre hace morder.

A los de "San Luis", llamados deseperadamente por un rey absolutista de afrancesadas tendencias, se les echó a bayonetazos, y a pedradas donde no había fusiles. Esta España de ahora y con las gentes estando muy revueltas ya no necesita de este tipo de provocaciones para alzarse en "armas".
Cuando se trata de pan, no habrá compasión ni con mujeres, ni con "ancianos". Y puede que ni con los "niños", esos de la vida por hacer y tratando de encontrar su primer sueldo decente.

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