Aprender a "desmacdonalizarse"...

Lleva tiempo McDonalds dándole vueltas al enganche de sus sitios, tan fast-food ellos, tal vez por cansancio... seguramente porque no solo quieren servir comidas. Un primer de los enésimos re-stylings pareció dar en el clavo, porque mientras los niños se columpian - esperando a que no aparezca ese terrorífico Ronald McDonald - los padres pueden leer periódicos, y los teens, cuando se asoman, a darle al mp3. Todo ello en un multi-targeting que se adaptaba a los nuevos tiempos de convivencia generacional en torno a los bolletes, aún a pesar de pagar el precio de un evidente cambio de identidad, y el riesgo de percibirse como lo que un McDonalds no debía nunca ser, que para eso hay cafeterías.
Y las cosas no les fueron mal, aunque las franquicias hicieron un poco lo que Dios les dio a entender, dependiendo de sus lugares de instalación - en los centros comerciales vale un sitio que despache post-compra, post-peli - o de los miedos razonables a que si todo es más cómodo y apacible, vale, la gente se siente bien, pero también se sienta a base de bien, ergo...esto no rota como debiera.
Sí, son tiempos nuevos en el retail, en la restauración y en los hábitos alimenticios, y la gente pide experiencias más allá del Big Mac. Sus estudios de mercado tendrán para entender que a lo mejor terminan convirtiéndose todos en Starbucks, o lo que es peor, en VIPS #brandfaith http://bit.ly/zLqlX5

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