La marca más roja, tal vez la pasta más gansa



Si se hace una encuesta entre españoles acerca de los problemas que más les preocupan, te salen siempre y por este orden, el paro, la economía y la inmigración (aunque esta en su vertiente seguridad ciudadana, más que integración). El terrorismo ya no es una amenaza, parece. Pero si se hiciera una encuesta sobre aquellas cosas que les sorprenderían de España como grupo y marca, y dejando a un lado las cuestiones políticas (gobierno eficaz, políticos de altura y etc, etc...) con toda seguridad emergerían dos cosas; una, tener un campeón de fórmula 1 (que ya sí) y que la selección española ganara el Mundial de fútbol, porque esto sería el summum, lo que pararía el país, y lo que invalidaría cualquier consideración hecha en la encuesta de preocupaciones del principio.

Los dos años largos de pompa y fastos que acompañan al equipo de "la roja" es un sueño del que todavía no hemos despertado, y una contradicción nacional cuando uno echa la vista atrás y contempla que España es de vender pieles de oso antes de cazarlos y no de mantener en pie peleterías. No es nuestro estilo, ni nuestro modelo de negocio.

España quiere ese upgrading de marca - ser campeones del mundo - pero se debate entre el "que es posible" y la tentación celtíbera del "esto está hecho", porque a orgullo patrio sin razones probadas no nos gana ni Brasil, ni Argentina...ni siquiera Italia. Y mientras la cosa dure, y seamos "harlem-globetrotters" todo es hacerlo "a lo Beckham", sin reparar ni en gastos ni en posibilidades de ingresos, porque nos asiste un poquito de razón, un poco de vanidad y un mucho de "cerrar ojos" ante la cruda realidad, que es esa que está fuera del estadio.

Una poderosa formulación que crea ilusión de marca, que te hace divertirte en su branding, y que como en todo marketing, el retorno...pues está por ver, que tampoco es tan importante, por lo menos hasta dentro de un rato.

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