Joroña, que joroña



Grecia es un país de piedras bien colocadas, que cuantos más años, más valor, a pesar de que nos las sepamos de memoria. Y es un país de islas que hemos sobrestimado como paradisíacas, porque en algún momento a alguien se le ocurrió la idea de apropiarse de la categoría "crucero islas griegas"...para contrarrestar la de "crucero por el mediterráneo", que es de italiano dominio, con escalas en Costa Azul.


Más allá, Grecia es esa de aficiones aguerridas en lo deportivo, que cobran más fuerza cuanto más cerca del contrario y cuanto más encerrado está su ruido. Y la herencia testimonial de lo que hace miles de años empezaron a ser primeros juegos olímpicos, pero que los perdieron por mala gestión de marca durante los miles de años siguientes, de manera similar a como les han "birlado" los maratones, que en todas partes menos en Marathon.
Y seguramente de cierta tradición culinaria, pero olvidable, y de gentes simpáticas, pero desconocidas.

La marca "Grecia" ya no puede seguir viviendo de las rentas, y ni sus dioses - los más poderosos, y uno para cada cosa - pueden ayudarla. Porque Grecia es la marca pobre de esa Europa de atrás, la que se tiene y se admite por nostalgia, seguramente por respeto a sus ancestrales aportaciones.
Y en sus números, instituciones y obligaciones, es la anarquía italiana mezclada con la poca seriedad española. Pero "a la griega".

Y ahora, rescatarla solidariamente se nos hace especialmente duro. Entre la compasión y el "mira-tú-en-qué-maldito-momento. Teniendo la sospecha del "saco roto".
Grecia hoy por hoy ya no tiene valor, mientras su valor sea el de la suma de las aportaciones de nuestros bolsillos. Hasta que con el "agua al cuello", no le quede más remedio que subastar partenones.

No hay comentarios: