Lujo en la sala de reuniones, y cuando te hacen sacarlo en el embarque...




Desde que el portátil (laptop) existe, siempre ha tenido dos tentaciones; ser cada vez más pequeño (pero con más cosas dentro) y ser cada vez más bonito (que a menudo, ha significado ser más fino). Los primeros mamotretos de Compaq, de Dell, de Toshiba y Packard Bell (que yo tuve uno enorme, con forma de "peineta") han ido evolucionando hacia modelos más "cargables" (por carga) a la par que jugaban a ser progresivamente objetos de lujo, que por supuesto las marcas colocaban en esa categoría premium...que en branding ya sabemos es sinónimo de "paga un poco más por ello, anda".

Apple marcó la tendencia "blanca" e iluminó su "manzanita" para que el apple-user se notara a distancia. Y los demás lo vieron como la típica virguería de esos chicos que no casaron con nadie ni a su OS ni a su Leopard. Allá ellos...hasta que el blanco también le quedaba bien a Vaio y hasta a HP...mientras Apple también se traicionaba a sí misma tintando de negro algunos modelos, seguramente en un intento de falsa masculinización profesional.
Y volvieron a atacar con ese MacAir que llegó en plena guerra "menguante", cuando todos los otros (y algunos recientes) lo de laptop les sonaba a antigualla, y lo de netbook y cloud computing parecía que tiraba.

Cargarse (por eliminar) a los PC´s ha sido la gran batalla tecnológica y de diseño de las grandes marcas que durante años nos pusieron esos tochos de pantallas culonas y cpus rompetobillos en cada mesa y a nuestros pies, con poca piedad ergonómica y espacio-vitalista. Y a fe que lo han conseguido (aún con rezagados corporativos).

Pues en esas estamos, entre la pequeñez que se apiada de las espaldas mayores (a la vez que acelera presbicias galopantes) y el objeto de deseo, que difícilmente por ser más bonito, deja de ser un maldito pero cotidiano gadget. El proceso se repite, y de nuevo tras empequeñecer, se le saca lustre al modelo, todo ello mientras la tecnología reduce al máximo el ciclo de vida y te lanza a la compra que más que compulsiva (por precios) es absolutamente reactiva (porque te vas quedando atrás).
Nos tienen totalmente pillados, y lo sabemos...

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