Todos los políticos quedan para siempre "marcados"
Del inmenso poder de los nombres de marca como mejor referente del recuerdo y de la asociación de ideas, tenemos como uno de los ejemplos más contundentes el de la política, y más concretamente, el de los gobiernos. Sí, porque cada gobierno tiene su "marca maldita", esa que o le deja "tocado" o le hunde en la miseria.
En un rápido repaso "contemporáneo" encontramos a Nixon y su Watergate, Reagan y su Irangate, Clinton y su Lewinsky, Bush Sr y su Desert Storm, Bush Jr y su Irak (+11S + Afganistán + Subprimes) Obama (de momento, Nobel, con b y con v) múltiples italianos (como Craxi, Andreotti, o Prodi) y su "tangente" y más modernamente, Berlusconi (gran coleccionista de innumerables marcas, pero seguramente "orgía + denominación de origen sea la más apropiada).
Y en "zoom in", en España hemos tenido varias como Suárez (+Rey) y 23F, González y Filesa (entre otras...pero esta es top of mind) Aznar y también Irak (con submarca 11M) pero también Prestige, Tireless y Yak 42 (ahí es nada la internacionalización) y Zapatero...ya se ha ganado a pulso la de Alakrana, y seguramente no será la última.
Tal vez sea triste que la tendencia al reduccionismo de nuestra memoria "histórica" nos lleve a asociar nombres propios, como maléficos apellidos que tapan (y mucho) posibles logros de los que nunca más se supo...Pero curiosamente, y en contradicción constante nuestro "recuerdo de marca" también muchas veces y por perezoso ejercicio en la distancia y en la amnesia, ensalza valores que o no tuvieron (y ahora les atribuimos graciosamente) o nunca los demostraron.
Y porque somos así y nuestras mentes a la larga siempre "perdonan", no pocos tienen ya páginas en libros, monumentos a su nombre, y los "vivos", la agenda llena de conferencias.
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