JB...y no precisamente por Justerini & Brooks



Ayer recibí una magnífica lección de branding con los Jonas Brothers. En un Palacio de los Deportes de Madrid lleno hasta la bandera, pude ser testigo del poder de marca de estos chicos, profesionales, capaces, de talante profundamente teen pero con todo lo mejor de lo que en otros tiempos fueron los New Kids On The Block.

Y es que en ese recinto, y durante una apasionante hora y media, miles de críos (y sus padres) fueron arrastrados por la corriente de una música bien hecha, por unos ídolos que no juegan a super-estrellas (o no en la forma en que las conocíamos) por un concepto que, arrancando de lo más Disney - channel, por diferenciar valores - ha logrado convertirse en una identidad propia, en un producto bien "marketinizado", y en una marca no ya en la esfera de lo emocional, sino llegando a lo más aspiracional.

Anoche no solo se coreaban canciones religiosamente - qué gran lección de inglés - ni solo se gritaba histéricamente a cada gesto de popstar. Anoche esta marca se apoderó definitivamente de sus "brand fans" y lo que es más importante, con el encantadísimo beneplácito de progenitores...que son, y el equipo "JB" lo sabe, los verdaderos valedores del concepto, los facilitadores de la mitomanía en ciernes, y los máximos potenciadores de una actitud colectiva ante ella.

Ni más ni menos que el branding en su estado más puro.

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