Con ganitas ya de great wedding, y con pamelas por renovar
Al Reino Unido le gustan las princesitas más que un niño un montón de chucherías. En una historia plagada de reyes longevos, reinas enviudadas y familias reales de comportamientos y deslices "alla monegasca", la princesa guapetona, cercana al pueblo y con un toque depre, se convierte en esa royal brand que les permite recuperar protagonismos perdidos cuando no hay guerras - o no abiertas - o colonias a las que recolonizar.
Kate Middleton no es exáctamente Diana Spencer, pero las ganas de más Lady Di ahí están. Y es suficiente con que William sea hijo de quien es, se parezca a la princesa-está-triste-qué-tendrá-la-princ
Otro verano de alta alcurnia, de flashes inacabables, de reminiscencias más victorianas que isabelinas, con los últimos modelos más Ascot y las pilas del country-branding bien recargadas.
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