¡A camelárselos tocan!



El low cost, la geolocalización, la guerrilla y tal vez algo de neuromarketing, también están llegando a los negocios del "pásalo-póntelo". En un marketing de "andar por casa", pero que guarda escrupulosamente la secuencia de la cadena branding...conóceme, úsame, recomiéndame.


Los "camellos" modernos no están en twitter o porque nadie les ha hablado de ello, o los twits serían el colmo del "tráfico pijo". Pero solo es una cuestión de que hagan bien las sumas de la promoción, y vean que el papel se sube ya por las nubes, y los sms ya no son un arma de venta eficaz.


Lo que ha cambiado entre el trapicheo de antaño y el "one-to-one" de ahora es que la cosa tiene que ser un "pelín" más proactiva, porque los puntos de venta se han formalizado en interiores de lujo - la moda "pastillera" tiene la culpa - y el trade marketing se hace casi siempre con corbata. Aunque queden los puentes, los polígonos a medio hacer, y las tiendas bajo uralitas, el consumidor de hoy, si pudiera, desearía a Amazon poniéndoselo a domicilio.


Pero este país es especialista en aplicar creatividad a todos los niveles cuando no hay euros corriendo, y el "drug-running" se está reinventando a golpe de descaro, de benchmarking arriesgado, y de no poco aquí-te-pillo-aquí-te-mato.


Sí, ya sé que es frívolo hablar así y de estas cosas en una sociedad que se va limpiando y tapando agujeros - el de arriba, más atmosférico y los de abajo, más alcantarilleros - pero existe, mueve no poco producto y también aplica marketing.
Aunque esté reñido con la Real Academia...

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